ESPANTAPAJAROS de Oliveiro Girondo (1932)

                                                                                                                          No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.      

Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida.

Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! – y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.

Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme! Está fue – y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Que me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Que me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronostico reservado?

María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres…

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado!.

¡María Luisa! ¡María Luisa!… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Que delicia la de tener una mujer tan ligera…, aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas!

¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes…la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿ Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centimetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando

Desconegut's avatar

About lidiarbre

retorn
Aquesta entrada ha esta publicada en Poesia. Afegeix a les adreces d'interès l'enllaç permanent.

5 Responses to ESPANTAPAJAROS de Oliveiro Girondo (1932)

  1. Desconegut's avatar Ines ha dit:

    muy bonito, volar ………… metafora de una felicidad que me resulta inalcanzable, volar ……. y porque no? quizas algun dia …. vuele

  2. Desconegut's avatar Magali ha dit:

    Que texto tan curioso. Compagina el lenguaje poetico con otro, un tanto soez o desagradable. No creo que la mujer terrestre no pueda llegar a volar en algunos momentos ni a hacer sentir lo que una volátil. Un mal aliento por mucho que "vuele"… no se soporta facilmente.
     
    T\’he deixat un coment en mesquineta… que ha passat?.
     
    Petonets.

  3. Desconegut's avatar Ines ha dit:

    Graacias mel.la cambie la foto y me ha quedado mejor, no se que haria sin ti¡¡¡¡¡¡

  4. Desconegut's avatar LO ha dit:

    ¿Y las que somos terrestres, 
    poco etéreas,  con los pies
    bien puestos en la tierra?
    ¿Que pasa con nosostras?
    ¿Tendremos que aprender esto también?
    Saludos de LO.

  5. Desconegut's avatar Gloria ha dit:

    Preciosa entrada¡¡Volar en el pensamiento es el único que nos permite vivir ¡¡
    Volaré siempre para que  me soporte.
    besos voladores
    Gloria

Deixa una resposta a Ines Cancel·la la resposta